viernes, 16 de noviembre de 2012

El error de Claudio Borghi y la Selección.


                                     ¿Porqué los Chilenos le hicieron caso a Bielsa?

Sus años de fútbol le enseñaron a Bielsa,que los futbolistas son muy parecidos a los boxeadores: nece-
sitan mensajes sustantivos y breves,una instrucción que pueden entender rápido por lo que ellos hacen
es jugar y necesitan pistas para desenvolverse solos; de lo contrario,estudiarían para ser estrenadores.
En eso consistió el trabajo de mecanización de Bielsa en la Roja,en el repaso permanente de veintiocho
situaciones futbolísticas ,diecisiete rutinas defensivas  y once caminos para llegar al gol. Al comienzo de
su proceso,antes del debut  en Austria,reprendió permanentemente a Luis Jiménez porque en una juga-
da de cuatro etapas él siempre tendía a improvisar en el toque final.  Jiménez,entonces en el Inter de Milán,fue uno de los primeros en quedar fuera de la Selección,igual que Arturo Sanhueza,líder del Colo
Colo de Borghi y quien le dijo a Bielsa que sólo jugaba como volante tapón y que no tenía juego aéreo,
el que no podía cumplir al menos dos funciones en el equipo no le servía; los mejores tenían que demos
trar porqué eran los mejores.
Alexis Sánchez,por ejemplo,no fue el único wing derecho del equipo. Por supuesto también pasaron con distinto éxito,Humberto Suazo,el Mago Jiménez y Fabián Orellana. Este último,de echo,fue el héroe de Chile en los mejores partidos de la Era Bielsa,contra Argentina y Colombia.
En Bielsa,detrás de cuya figura los jugadores alcanzaron a presentir un concepto de autoridad: aquello que ocurre cuando uno se da por enterado de que el hombre a cargo sabe lo que hace y que está dispues
to a equivocarse en busca de una respuesta.
El problema del jugador Chileno es que se acuerda lo que tenía que hacer después de los partidos.

                                           Caretas,caricaturas e infantilismo.

Puede que sean injustas las caricaturas a las que han quedado reducidos varios jugadores de la Roja,
pero son sumamente atendibles,ya que nunca antes la personalidad de los futbolistas habría cobrado tal
importancia. Siempre ha habido vanidosos,melancólicos,furiosos,tontos,bromistas,pasteles,etcétera. Pero todos solían mantener su carácter en los lindes del anecdotario: el combo de Leonel Sánchez, los
alardes del Sapo Livingstone o el "Patoyáñez" del Pato Yáñez no fueron más que instantáneas de aque-
llas zonas secundarias en que el fútbol es algo más que un juego de pelota.
Buena parte de la actual generación es prisionera de su careta,como si la búsqueda de la identidad ado-
lescente los hubiera seguido hasta la edad adulta. Mucho gel,mucha pinta,mucho juguete: como Peter
Pan,nunca acertaron que ya no eran imberbes. Otros,más tímidos,arrastraron su adolescencia de manera
silenciosa,sin decidirse jamás a dar el gran salto y poner sus virtudes por sobre las niñerías. Por lo mis-
mo,esta Selección ha preferido tener una relación de tipo parvularia con su estrenador,quien suele ser
calificado de permisivo,firme,riguroso,acogedor; atributos pedagógicos más propios de una tía que de
un profesional.
Es tal la fuerza con que la personalidad ha azumagado los talentos que esta generación será mas recorda
da por sus números artísticos y faranduleros  que por sus jugadas.
Piénsese en el Coke Contreras: Gol.
Piénsese en Carlitos Caszely: Gol.
Piénsese en el Matador: Gol.
Pero piénsese en Arturo Vidal o el Mago Valdivia: canto de grillos.
Es probable que esta generación,como dicen por ahí,sea la mejor de todos los tiempos,pero se ha dejado
apagar,lentamente,por su personalidad infantil,la misma que ha menudo exacerba sus defectos grotes-
camente,igual que las caricaturas.

Que tengan Muy Buenas Noches.
Que Duerman Bien.

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