lunes, 12 de noviembre de 2012

¿Somos la Copia Feliz del Edén?

 
                                                         La copia Feliz del Edén.

Un experto en matrimonios y divorcios,observaba el otro día una curiosa paradoja estadística. Según
las encuestas que intentan medir la felicidad, Chile sería efectivamente una Copia Feliz del Edén. Solo
uno de cada diez compatriotas se siente poco feliz o infeliz de plano. Si no fuera por el típico amargado
y aguafiestas,el carnaval sería unánime. Sin embargo,en este mismo País paradisíaco que pintan las
encuestas,la cantidad de separaciones,juicios por divorcio,querellas por violencia intrafamiliar,por inju-
rias y calumnias,por no pago de pensiones alimenticias y un largo etcétera,ha subido como la espuma en un hervor de leche.
Es decir,nuestra felicidad es tan grande que sólo es comparable con el gran infierno en que vivimos.
¿Quién nos entiende?
¿O será que hemos llegado a tal grado de sabiduría que hasta nuestras mayores desgracias nos dan mo-
tivo de alegría?
Algo parecido ocurre con nuestra vida sexual. Según las encuestas respectivas,Chile es una especie de
revolcadero incesante. En vez del Huemul y el Cóndor,esa triste y desprestigiada pareja de matapasio-
nes,en nuestro Escudo Nacional debería figurar una revoltura,una partusa de sátiros,cupidos,príapos,
hetairas,bacantes,mesalinas,centauros y toda clase de seres libidinosos que representen  mejor nuestra
condición de rompecatres siempre jóvenes,vigorosos e insaciables.
¿De dónde salen, entonces esas caras cenicientas e impávidas que van como deshilachándose en los vagones del Metro o estirándose, como goma de mascar,en interminables pucheros en las filas del ServiPag?   Misterio Total.
No hace falta hacer una encuesta sobre el aburrimiento para saber el resultado: lo estamos pasando muy
bien,somos el Pueblo más divertido del Mundo,no conocemos el tedio ni la modorra de los Domingos.
Hace un par de días vi el reporte televisivo acerca de la exhibición de un auto deportivo Fórmula1 en la
Plaza Italia. "Entretención a raudales" decía el periodista,mientras mostraba cómo el bólido era capaz de
hacer mucho ruido y girar sobre sí mismo echando cantidades de humo de caucho quemado. "Entreten-
ción a raudales",repetí para mis adentros,y recordaba que,años atrás en un paseo por la Empresa donde
trabajaba,paramos en el camino para servirnos un refrigerio,me llamó la atención en un momento dado
que la gente se agolpó en un lugar,sacando fotos e inclusive  había alguien con una videograbadora; la
curiosidad me venció,me bajé del bus y me acerqué al grupo,que estaba totalmente obnubilado "obser-
vando un loro tricahue que profería obscenidades",me devolví al bus,pensando que con que poco nos
admiramos y perdemos la perspectiva de las cosas.
Somos terriblemente felices,tenemos una vida sexual inenarrable y,sin embargo,nos divertimos "a rauda
les" con un auto de carrera que,a falta de competidores o por lo menos un poco de acción propia del Au
tomovilismo,les hace el quite a los hoyos (eventos) en Providencia.
¿Hay remedio para este extraño Síndrome que nos tiene tomados los nervios hasta hacernos creer que
somos lo que no somos y que ha convertido al País en esta abúlica opereta en que la diversión es casi
lo mismo que el aburrimiento?

Que tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.


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