miércoles, 1 de mayo de 2013

Cavilaciones desde el Paraíso.


Con esto de las sectas y todo lo que envuelve,traté de saber la opinión de la madre de mi hijo. Llegó
regularmente,como casi todos los fines de semana a buscar a mi retoño,a la entrada le manifesté:
"Hermana,Bendiciones,bienvenida a esta humilde morada,que compartirás con todos los que me
sigan en el verdadero camino hacia la Luz". ¡Julio,me replica..¿qué cresta te pasa? Ese nombre terre
nal está en el olvido...ahora deben llamarme "Ikky,el Fénix" porque he renacido de las cenizas...mi
ex responde ¿y que haces envuelto en esa sábana blanca? representa la pureza del alma...¿y andas a
pie pelado,no crees que puedes resfriarte? anda a vestirte mejor,ya no estás en edad para estas cosas,
ubícate,vejete..y entró a la casa.
Vejete..me quedó rondando en la cabeza la palabra,de repente se puede atribuir a chochez. Como sea,
es una gran lata tener que reajustarse hoy a las verisimilitudes cada vez más restringidas de la edad,
tener que actuar ante los demás con la conducta que se considera propia de una persona de edad: cierta
pomposidad,cierta conceptuosidad,cierta propensión a hablar en tono de consejo. O sea hablar y actuar
como un viejo. Se me olvida muchas veces ese árido libreto y siento por algún lado la tácita presión
social: ponte en tu lugar,ubícate.
La edad madura proporciona pocos beneficios. Uno de ellos consiste en poder adivinar cosas banales
por puro arbitrio de la experiencia. Si por ejemplo,usted se aproxima al típico kiosko de bebidas y diarios sea donde esté,se dará cuenta que siempre habrá un perro vago aguachado en los alrededores, no falla. O si va en un colectivo un poco adormilado,al salir del sopor pensará: "vamos en tal parte" y así será con exactitud.
No es algo muy meritorio. La única explicación es que-en su discontinuidad-la realidad tiende a repetir
esquemas,a construirse por repetición de modelos.
Otro efecto de la incipiente vejez es la sensación de haber escuchado muchas veces las versiones del
mismo cuento. Hace poco me dijeron que la educación básica llegará hasta sexto grado. No sé realmen
te los argumentos de fondo para este nuevo cambio,pero creo recordar los días en que con igual entu-
siasmo técnico se puso fin a las preparatorias y humanidades en beneficio del sistema actual.
Hoy han vuelto a utilizar cambuchos de papel en las tiendas,hace rato que se resucitaron los vinilos y
están de moda las cámaras análogas,que hace poco no servían para nada o eran asuntos de expertos.
Muchos cachivaches que creíamos sepultados en los museos de la memoria colectiva están en proceso
de una revaloración simbólica y real,si hasta se está hablando de "Estatización",tanto en discursos indignados de cualquier marcha reinvindicatoria o en volantes precarios lanzados en la vía pública,
algo muy parecido a lo que conocimos hace cuarenta años atrás.
Meditando sobre esto,no me di cuenta que ella y el niño ya estaban en el auto..¡Despídete de tu hijo,
me dijo..me acerqué, lo abracé y le di un beso,el niño me consulta: ¿viejo..estay mal? No hijo,sólo
estoy jugando...¡De seguro no te has tomado tus remedios...eres un irresponsable! ¡No deberías haber
dejado la ciudad! Cerró la puerta del auto y se fueron.
La Ciudad...una multitud de histéricos en el sentido clínico del término,cuando no bipolares que,atrapa
dos en un taco vehicular,no saben contra quién descargar esa furia e impotencia y hacen sonar sus
bocinas para hacerse oir. Pensar en eso me hace doler la cabeza.
Pienso en la farándula,pienso en el fútbol,pienso en los candidatos a candidatos,pienso en las AFP y las Isapres,pienso en la Sociedad Chilena y todo eso me hace doler terriblemente la cabeza. Dejaré de
pensar en la ciudad y me abocaré al Paraíso donde vivo,donde todavía se ven las estrellas por la noche,
donde la gente es amable y te abre las puertas de su hogar con afecto y cariño,donde todavía existe esa
amistad sincera que se comienza a cultivar desde la niñez.
Pero,en los paseos diarios con mi perro veo con tristeza cómo casas antiguas están cayendo engullidas
por la voracidad y expansión inmobiliaria,es una pena que mi Paraíso se esté destruyendo en pedazos
en aras del consabido progreso.
Hago partícipe de mis cavilaciones a mi fiel mascota y él somnoliento,me observa se rasca una oreja y
se echa a dormir. Opto por entrar a mi casa y,a falta de hayahuasca, me prepararé un té con cedrón.
(por supuesto con pan amasado echo en casa).

Que tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.