miércoles, 3 de mayo de 2017

Los Inútiles del Mañana.


  Con estas lluvias inesperadas desbordes de cauces y ríos,y el tiempo cada día volviéndose loco,
las alimañas salen de sus escondrijos invadiendo territorio de nosotros,los humanos.
  La situación para la mayoría es preocupante,pues activa esas alarmas internas tanto por los mie-
dos atávicos como por razones naturalmente sanitarias. Además que las ratas,aparte de ser bichos
totalmente indeseables ejercen un temor en lo más profundo de la memoria,como si fueran los
habitantes de aquella zona más oscura y nebulosa de la mente que los psicoanalistas han llamado
"El Ego". Estas alimañas nos ponen en contacto de manera muy brutal con lo que era nuestra pro-
pia existencia antes de convertirnos en lo que somos hoy: unos perfectos inútiles.
  En ese tiempo cualquier mocoso sabía construir una trampa para cazarlas o se entretenían persi-
guiéndolas a escobazos,el mismo tiempo en que nuestros abuelos enfrentaban todo tipo de calami-
dades con toda naturalidad,sobreponiéndose a lo que fuera con mucho tesón y sabiduría.
  Al recordar al niño que uno fue hace ya bastantes años atrás,al mocoso ese que se tragaba los
miedos con saliva de su garganta reseca y aprendía a sortear las peripecias de cada día y de cada
noche. El progreso produce esa paradoja: mientras más limpias son las urbes,más libres de esfuer-
zos innecesarios y pestes malignas,más eficientes y más alumbradas,más vulnerables quedamos
como personas. Nuestros queridos viejos convivían entre ratas,piojos,chinches,garrapatas,tifus,
cólera,tuberculosis,extensos e intransitables barriales,tiempos de hambruna,fríos que calaban los
huesos,lluvias y granizadas interminables,pero siempre sabían mas o menos qué hacer en cada
caso,y en fin,si no lo sabían,se lo tomaban con aguardiente que todo lo arreglaba. Nosotros,por
nuestra parte,nos espantamos y llamamos a medio mundo por una plaga de polillas y abarrotamos
las urgencias de los hospitales porque a nuestros cabros chicos les ha subido un punto la fiebre o
porque sentimos una extraña puntada en la espalda y nos cuesta agacharnos.
  Sabemos que vivimos en un País que cada cierto tiempo nos recuerda su inestabilidad tectónica,
pero,muchos no nos podemos acostumbrar a los vaivenes de nuestro suelo. Ahora,en este momento
acaba de temblar más o menos fuerte..no digamos que fue para preocuparse,pero algunas personas
que estaban a mi alrededor,ahora ya no lo están..salieron apretando cachete sólo al sentir el ruido
predecesor del movimiento telúrico. Pensé que había quedado solo pero,habían quedado otros
que estaban expectantes,asustados y perplejos,mirando hacia el techo y las ventanas,como dicién-
dose para adentro lo único (que es muy cierto) que sabemos decir en estas situaciones: ¿qué se
puede hacer en estos casos..correr,gritar,quedar inmóvil..qué? Y la persona queda desamparada
a su propia suerte.

  Que Tengan Muy Buenas Noches.
  Que Descansen.

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