sábado, 21 de julio de 2018

Viviendas Sociales.


   Años A..en los tiempos de mi adolescencia,visité a un tío materno que vivía al final de la Avenida
Recoleta,Comuna de Conchalí,cerca de un canal que no recuerdo el nombre y al frente de un Cemen-
terio Parque del Recuerdo. Era una gran población donde antiguamente habían sido campamentos,
cada dueño de casa había levantado una ranchita de acuerdo a sus posibilidades. Lo particular era
que cada mediagua, casa o lo que fuera,tenía una caseta sanitaria de aproximadamente dos metros
cuadrados construida en ladrillo princesa,techo de pizarreño y ventana de marcos de metal con vi-
drio catedral. Todas estaban instaladas en el frente o presunto antejardín de las mediaguas con techos
de fonola en que vivían sus moradores.
  Era una imagen extraña y algo sugerente para no significar algo. Vivir en una rancha pero tener un
bello palacio donde hacer las necesidades básicas. Miseria dignificada con bacinica de oro.
  En Política Habitacional,no salíamos de la sorpresa ante los anuncios de las casitas de muñecas
que hace algunos años habían surgido por todos lados,donde sus moradores parecían gigantes atra-
pados en unas cabañas de enanos de jardín,pero los nuevos conjuntos urbanísticos excedían en
mucho de lo que podíamos imaginar,tan así que se transformaron en una atracción para el turismo
interno: se podía recorrer a pie o en bicicleta como quien recorre un Parque Temático.
  Desde entonces,el nombre de "Vivienda Social" no pudo más que seguir degenerándose,hundida
en ideas y conceptos negativos. Las "Casas Chubi",los Bloques cubiertos de plástico o "Casas
Copeva",el gran condoro de "Bajos de Mena" parecen un escándalo,y por supuesto que lo son,pero
es cosa de mirar la progresión histórica para darse cuenta de que fueron hechos previsibles.
  ¿Falta de previsión,falta de probidad,o simplemente desidia? La historia juzgará en su momento,
mientras tanto habrá que seguir esperando esa respuesta.
  Hasta los años ochenta,las viejas casas de la Corvi tenían un valor simbólico,de confianza ganada
por años y quienes vivían en ellas jamás se les pasaría por la mente que pudieran ser un gueto o que
sus vecinos cercanos los miraran con desconfianza y temor.
  Por hoy,el "sueño  de la casa propia" es solo la entrada para que empiecen a sufrir pesadillas depen-
diendo donde le toque vivir.
  Los vecinos de Las Condes que no están de acuerdo con la próxima construcción de un edificio de
departamentos sociales en el sector de la Rotonda Atenas,tienen motivos para andar asustados,porque
a la sola mención de "Viviendas Sociales",es como si una hechicera dijera el conjuro fatal para atraer
toda clase de fantasmas y calamidades. El terror a los pobres  es uno de los mas viejos espectros y
que ahora amenaza con salir a penar.
  El miedo a ver de frente la realidad misma y tener que aceptar  sin chistar que vivir  en una ciudad
con diseño feudal es la mejor manera de acumular problemas hasta que el recipiente no de más y se
desborde.  Aún así,solo sentir pronunciar la palabra "Pobre"o "Vivienda Social" muchos fruncen la
nariz como si estuvieran oliendo caca y no se dan cuenta que ese miedo atávico es lo que les produ-
ce a ellos mismos esa desagradable sorpresa.
  Es más que evidente que la idea del Alcalde Lavín nada tiene que ver con lo que se dice hasta ahora
como "Viviendas Sociales".
  Salir a cacerolear contra este proyecto es una forma ridícula de mostrar mentalidades retrógradas,
que ansían vivir en una burbuja hipotética y seguir así fomentando el éxodo de pobres hacia las
afueras,lo más lejos posible,que no se puedan ver y que no se puedan oler,sin darse cuenta,ni por
un instante,de que,con proyecto o sin proyecto,siguen siendo igual de privilegiados.

  Que Tengan Muy Buenas Noches.
  Que Descansen.
 

viernes, 6 de julio de 2018

El Ladrón de gallinas.


   Casi no quedan Ladrones de Gallinas,pero el "oficio" ha permanecido como un símbolo popular
de la Injusticia,en contraste con el delito de cuello y corbata.
  La imagen es elocuente: el que roba acuciado por el hambre,aunque el botín sea una escuálida
gallina trintre,siempre recibirá todo el rigor de la Ley,mientras que el estafador de traje y corbata
que se embolsa grandes fortunas queda libre de polvo y paja.
  Evidentemente,el Clasismo está afincado en todas partes,no sólo en los gallineros. El doble están-
dar de la enseñanza del Ladrón de Gallinas serviría para casi todo,desde el machismo,pasando por
la Xenofobia y el Racismo.
  Con los inmigrantes,salen ejemplos de que sus férreos detractores,antes que Xenófobos y Racistas
son totalmente Clasistas. Para algunos,da lo mismo que los extranjeros sean ilegales o legales o
que sean negros,blancos,amarillos o plateados con antenitas: lo más importante antes que nada es
la plata que tienen. En cuanto a la Homofobia,si se hace un ejercicio mental para extinguirla de un
revés y dejar una sociedad tolerante al 100%,aún así se quedará con la imagen incómoda del homo-
sexual pobre,la facha absurda de un travesti de Puerto,una pateadura brutal en un pasaje oscuro
donde los únicos mudos testigos son unos perros vagos. El alcoholismo no es el problema,sino los
borrachos "en situación de calle",que en este último tiempo han dado para noticias en la Crónicas
Rojas. A ninguno le importa realmente el comercio sexual: total,existe una máxima que dice "Ojos
que no ven,corazón que no siente.",por eso lo más indignante son las putas pobres y visibles.
  Y,siguen brotando Leyes,Reglamentos y Ordenanzas como callampas en una selva sin  gobierno.
  Por cada prohibición,la Parábola del Ladrón de Gallinas forma un nuevo tentáculo. Ahora se trata
del "Acoso callejero",que es un problema antiguo,ahora "Magnificado",que nadie quiso darle su
debida atención hasta que a las Féminas les llegó hasta más arriba del cuello (y pasó lo que todos
sabemos)y no hubo más remedio que improvisar. Como todo aquí en Chile.
  No es raro entonces,que el primer multado por esa Ordenanza Municipal contra los piropos haya
sido un vendedor de lechugas. Pudo haber sido un Obrero de la Construcción,un barredor Munici-
pal,el negrito que vende Super8 en el semáforo de la esquina,el viejito que le tira miguitas de pan
a las palomas en la Plaza..¡O yo mismo! Ante tal Ordenanza el Ladrón de Gallinas se iría derecho
a la Capacha.
  Dicen que el Acoso Callejero se puede suprimir con un "Gran Cambio Cultural",pero se enfrenta,
como siempre,presionando a los bichos chicos y haciendo la vista gorda con las bestias grandes.
  Yo creo,y muchos pensarán lo mismo que nunca un Inspector Municipal o un Carabinero podrán
ser testigos del mijiteo en Aulas Universitarias o del piropo burdo y estúpido de un Gerente.
  ¿Cómo podría mandarles su boleta respectiva a las Autoridades de Gobierno que cuentan chistes
de muy bajo gusto con respecto al Femicidio,o se divierten con frases elegantes llenas de pétalos de
rosa y ramilletes o hablan de las mujeres de familia como si se refirieran a un harem o quizás a un
piño de novillos bien cebados? No existe una Ordenanza que esté a la altura de esos "piropos".
  A lo mejor piensan (ellos)que con el vendedor de lechugas habrá suficiente escarmiento.
  Y si no..todavía nos quedaría el Ladrón de Gallinas.

   Que Tengan Muy Buenas Noches.
  Que Descansen.