viernes, 6 de julio de 2018

El Ladrón de gallinas.


   Casi no quedan Ladrones de Gallinas,pero el "oficio" ha permanecido como un símbolo popular
de la Injusticia,en contraste con el delito de cuello y corbata.
  La imagen es elocuente: el que roba acuciado por el hambre,aunque el botín sea una escuálida
gallina trintre,siempre recibirá todo el rigor de la Ley,mientras que el estafador de traje y corbata
que se embolsa grandes fortunas queda libre de polvo y paja.
  Evidentemente,el Clasismo está afincado en todas partes,no sólo en los gallineros. El doble están-
dar de la enseñanza del Ladrón de Gallinas serviría para casi todo,desde el machismo,pasando por
la Xenofobia y el Racismo.
  Con los inmigrantes,salen ejemplos de que sus férreos detractores,antes que Xenófobos y Racistas
son totalmente Clasistas. Para algunos,da lo mismo que los extranjeros sean ilegales o legales o
que sean negros,blancos,amarillos o plateados con antenitas: lo más importante antes que nada es
la plata que tienen. En cuanto a la Homofobia,si se hace un ejercicio mental para extinguirla de un
revés y dejar una sociedad tolerante al 100%,aún así se quedará con la imagen incómoda del homo-
sexual pobre,la facha absurda de un travesti de Puerto,una pateadura brutal en un pasaje oscuro
donde los únicos mudos testigos son unos perros vagos. El alcoholismo no es el problema,sino los
borrachos "en situación de calle",que en este último tiempo han dado para noticias en la Crónicas
Rojas. A ninguno le importa realmente el comercio sexual: total,existe una máxima que dice "Ojos
que no ven,corazón que no siente.",por eso lo más indignante son las putas pobres y visibles.
  Y,siguen brotando Leyes,Reglamentos y Ordenanzas como callampas en una selva sin  gobierno.
  Por cada prohibición,la Parábola del Ladrón de Gallinas forma un nuevo tentáculo. Ahora se trata
del "Acoso callejero",que es un problema antiguo,ahora "Magnificado",que nadie quiso darle su
debida atención hasta que a las Féminas les llegó hasta más arriba del cuello (y pasó lo que todos
sabemos)y no hubo más remedio que improvisar. Como todo aquí en Chile.
  No es raro entonces,que el primer multado por esa Ordenanza Municipal contra los piropos haya
sido un vendedor de lechugas. Pudo haber sido un Obrero de la Construcción,un barredor Munici-
pal,el negrito que vende Super8 en el semáforo de la esquina,el viejito que le tira miguitas de pan
a las palomas en la Plaza..¡O yo mismo! Ante tal Ordenanza el Ladrón de Gallinas se iría derecho
a la Capacha.
  Dicen que el Acoso Callejero se puede suprimir con un "Gran Cambio Cultural",pero se enfrenta,
como siempre,presionando a los bichos chicos y haciendo la vista gorda con las bestias grandes.
  Yo creo,y muchos pensarán lo mismo que nunca un Inspector Municipal o un Carabinero podrán
ser testigos del mijiteo en Aulas Universitarias o del piropo burdo y estúpido de un Gerente.
  ¿Cómo podría mandarles su boleta respectiva a las Autoridades de Gobierno que cuentan chistes
de muy bajo gusto con respecto al Femicidio,o se divierten con frases elegantes llenas de pétalos de
rosa y ramilletes o hablan de las mujeres de familia como si se refirieran a un harem o quizás a un
piño de novillos bien cebados? No existe una Ordenanza que esté a la altura de esos "piropos".
  A lo mejor piensan (ellos)que con el vendedor de lechugas habrá suficiente escarmiento.
  Y si no..todavía nos quedaría el Ladrón de Gallinas.

   Que Tengan Muy Buenas Noches.
  Que Descansen.

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