domingo, 20 de marzo de 2016

Volver sin Volver...Soñar sin Dormir.


  A veces la miro,pienso en ella de vez en cuando o espío sus fotos donde no estoy,y ahí me
tironea un recuerdo histérico con su pasado. No me satisface el tramo del tiempo en que me
ha tocado ser su contemporáneo cercano,quisiera estar allá,en la raíz de todo,en el origen de
toda esa vorágine sentimental y psicológica,haber estado en esas horas muertas de la vuelta
del colegio,la hora del té llevando la bandeja hasta la habitación,echados ambos en la cama
frente al televisor encendido donde sólo escuchábamos las voces.
  Una adolescencia en común,eso es lo que podría reclamar,un amplio repertorio de gestos,
un puñado de modismos,una manera compartida de deslumbrarse por primera vez con la
realidad. Esa realidad que te golpea y sacude para que madures,y te atengas a ella..a la
Realidad.
  Ahora,escucho el viento entre los árboles (en una grabación y con audífonos) y pienso que
esos caminos de los bosques tendrían que haber sido parte de una complicidad: grandes ideas
súbitas,epifanías,estrambóticas ocurrencias o absurdas creencias sólo del hecho de andar cami-
nando juntos por un derrotero solitario,atento en todo caso,como macho protector,a la posible
presencia de feroces perros monteses o eventuales psicópatas escondidos entre los arbustos.
  Y risa,sobre todo y antes que nada..risas.
  Bueno,como sea hay que pasar para el otro lado,hasta que el paisaje cerrado se afloje y deje
ver en la distancia lo largo de la playa y su arena,los roqueríos,la espuma de las olas en las
rompientes.
  Hay advertencia de marejadas,una lancha de la Gobernación Marítima que merodea por aque-
llos lados nos larga un feroz bocinazo. Una bandera roja y triangular,desteñida por el tiempo
flamea al viento sobre una endeble tarima de madera,que quedó como recuerdo del Verano.
  El viento igualmente disemina cochayuyos chamuscados por el sol y huesos de algún pájaro
marino de un lugar donde hubo una fogata,últimos vestigios de una cena de algún desamparado.
  Esto podría ser un sueño,una fantasía,un estado de conciencia. Como sea,vivimos en departa-
mentos pequeños donde el viento no llega. Pasa lejos de aquí. Cada uno se mira en espejos dis-
tintos cada mañana.
  Uno de los espejos tiene una gran trizadura que hace ver los rostros como algo que no encaja
consigo mismo,un montaje sin acuerdo de mandíbulas,coronillas y miradas. Uno se peina a la
rápida,sin mirar en ningún momento lo que hay detrás. Sin quedarse más de lo permitido viendo
los detalles duplicados de la realidad circundante.
  Las escaleras en su edificio son: largas,muy largas,extremadamente largas. A veces las subo
con alegría,a veces las he bajado con un gran alivio,tal como he sentido el portón de entrada que
se cierra con un eco tras de mí. Es muy gratificante abandonar ciertos lugares en hora de la luz
mortecina del alba. Sin siquiera haberse echado un poco de agua fría en la cara,con los ojos
aún hinchados en las instancias de un sueño recién dejado atrás. Buscar en esas calles vacías
desde lejos las luces de una micro o de un taxi trasnochado,cruzar las miradas con las personas
madrugadoras,embozados en sus gorros de lana y abrigos en trayecto a sus trabajos.
  En lo nuestro se trata nada más que de volver. Volver por las antiguas calles conocidas de
negocios con cortinas cerradas,en cuyas esquinas ya están los carritos que ofrecen desayuno:
"Té,café,café con leche..sánguche de jamón con palta,jamón queso,y la humilde sopaipilla."
  Volver,a la semipenumbra de la intimidad,como alguien ha dicho: "A recuperar las riendas
de una soledad adecuada".

  Que Tengan Muy Buenas Noches.
  Que Descansen.

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