domingo, 9 de junio de 2019

Nuestro Otoño.


    Como existen expertos en una extensa gama de materias,también los hay en Otoños,sí..por
supuesto,los "Otoñólogos".
    Son aquellas personas que han viajado por todo el Mundo y han vivido esa maravillosa esta-
ción en distintos continentes. Para unos,ningún lugar es más maravilloso que la costa de Maine,
en Estados Unidos. Otros preferirán los castaños y encinos del Norte de España. No faltan en
la lista Nueva York,Brujas(Alemania)y París.Otros juran que Kioto,en Japón,los magníficos bos-
ques de arce que rodean la ciudad,tiñendo de rojo los paisajes melancólicos,que sin cuestiona-
miento es el lugar donde el Otoño se establece en todo su esplendor. Hay que comentar que uno
de los pasatiempos preferido de los Japoneses,es precisamente,ver caer las hojas otoñales.
    En Chile también existen expertos "Otoñólogos" que manifiestan sus preferencias por la Pata-
gonia,por el Parque Nacional Conguillío,por las orillas del Lago Ranco,en general,por lugares
bosquosos donde convive la hoja caduca con la hoja perenne,formando contrastes de una belle-
za abrumadora.
    También hemos tenido la suerte de vivir el paso del Otoño por varios sitios distintos entre sí,
y sin pretender de ser un experto en la materia,o peritos catadores de la estación,humildemente
tenemos también nuestro lugar preferido. Es una comarca cercana a nuestra capital,en pleno
corazón de los Andes Centrales,es un poblado llamado "San Alfonso",en el maravilloso e indes-
criptible "Cajón del Maipo". Un lugar que seguramente todos conocen y adonde todos(o al me-
nos casi todos)los Santiaguinos pueden ir. Ahí llega esa estación dorada sin mucho revuelo,y
se instala en el ramaje de los árboles,a la luz que entra por las ventanas entreabiertas,en la tibieza
de sus atardeceres,en el estado de ánimo de la Naturaleza en todo su esplendor.
    La estación se siente en el aire,se huele en el entorno:huele a fermentos,a chicha,a hojas que
que se oxidan en los charcos a la orilla del camino.
    Estamos en el clímax que marca el apogeo de este momento del año cuyo nombre viene del
Latín y significa,con mucha razón,"Que llega la plenitud del año". Hay en "San Alfonso"una an-
tigua calle que fue,hace años perdidos en el tiempo,la vía que llegaba hasta la estación del tren.
    Orillada por nogales,esta callejuela baja hasta lo que fué la estación de ferrocarril militar que
unía Puente Alto con El Volcán.
    Ahí,en ese lugar,el Otoño Chileno se demora más de la cuenta. Se pasea entre las copas de
los árboles,levantando hojas secas de las calles de tierra,jugueteando en alguna puerta semi-
abierta. Se aquieta cuando "El Raco",que sopla caliente desde la Pampa Argentina,lo espanta
como el aguilucho al polluelo.
    Nuestra capital también tiene lugares donde disfrutar ese tiempo de melancolía,cazuelas y
algunos vinos navegados. Están los parques,que son muchos,las Avenidas reforestadas,Quinta
Normal,un Jardín Botánico,olvidado por muchos,que mantiene casi toda la flora de todo el
Mundo. Al llegar,hay que detenerse,apagar celulares,radios,todo lo que haga ruido innece-
sario y adentrarse al magnífico y poético Otoño Chileno,y estar eternamente agradecido ante
uno de los más grandes presentes que nos hace nuestra Madre Tierra y sus climas.

    Que Tengan Muy Buenas Noches.
    Que Descansen.
   

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