domingo, 31 de marzo de 2013

¿Somos Tele espectadores de Segunda?


No pienso ver más la celebrada serie sobre ese tal Pablo Escobar,y no por razones ideológicas o mo
rales,sino artísticas.
Es que la historia de este narcotraficante omnipotente,infantiloide,propenso a rabietas y de tempera-
mento maquiavélico,realmente me aburre intensamente. No tengo nada con el personaje de carne y
hueso,sino su encarnación tan pintoresca. Más que eso,la puesta en escena,la caprichosa progresión
dramática,los diálogos,cosas que en la realidad conocimientos técnicos no tengo. Me gustan mucho,
eso sí,los acentos regionales,cosa que a muchos nos han dejado colgados y hemos tenido que investi
gar un poco a veces para comprenderlos.
Confieso si,que vi un solo capítulo y me bastó para dar mi opinión sobre la serie.
Curiosamente,no ver hipnotizado "El Patrón del Mal" resulta políticamente incorrecto. Mis palabras
me han costado miradas de odiosa incomprensión en más de una reunión de alto nivel.
Pero es que la encuentro,como dije,cinematográficamente mala. Visualmente estridente,confusa,efec-
tista,acartonada a su manera. Un bocado para matronas y veteranas de la tercera edad.
"Ubícate,a este tipo la gente humilde lo quería mucho",oigo a mis espaldas: "él ayudó a los pobres".
La voz suena a amenaza emocional con dicción femenina. No la de una amante infiel,sino le de una
guardiana del Arte Audiovisual con contenido.
Los que me escucharon-amigos y parientes,tías con párpados arrugados que se enternecen con las ra-
bietas de Escobar-levantan la mirada con ánimo renovado (al Chileno le encanta ver pelear a los demás
y con mayor razón si son parientes),pero yo sigo hablando en mi onda,total,ya me tomé como tres piscosours,y ya estoy envalentonado.
No falta quien adelanta el tema de la discusión: me veo entonces,obligado a confesar que tampoco me
gusta el documental de nombre apocalíptico que viene-o venía-inmediatamente después. En el mismo
canal,obvio. Documental en que los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial se suceden sin
gracia narrativa alguna,mal guiados por una voz locutora que no tiene la mínima idea de cómo pronun-
ciar en Francés,Inglés y Alemán los nombres pertinentes,sean instituciones,personas o lugares. Creo
que ya terminó,ahora dicen,reina en la pantalla chica uno de los protagonistas de esa horrenda confla-
gración: el desconfiado Stalin,quien podría sentarse a la mesa con Escobar,aunque no por mucho rato:
adivinen por qué.
"Estos programas te hacen pensar,por si no te das cuenta",arremete otra vez la voz. "Aunque a tí,por lo visto,a pensar no te ayuda para nada",no sé que responder. Pero me asalta una duda filosa como una
espina: decir que una serie me aburre ¿es o no pensar sobre ella? la voz entusiasta e insistente de mi
pariente logró hacerme pensar un par de ideas.
Una: ¿era realmente mala gente el famoso Pablo Escobar?
Dos: ¿es mala la televisión chilena? por no decir pésima,pues nos engatusa con pretenciosos productos
de segunda categoría. ¿No será que,a lo mejor,también somos tele espectadores de segunda? Se levanta
uno de mis parientes y agrega: "yo creo que esto no nos da para más."  Genial...
Y hasta ahí llegó todo,me quedé con mis dudas, solo en el living pues todos salieron al patio a ver jugar los cabros chicos.
La tele estaba encendida e iba a comenzar un programa juvenil con una temática que se viene repitien- do desde hace más de veinte años.

Que tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario