jueves, 3 de noviembre de 2016

¿Cuándo llegarás Primavera?


  Está cada vez mas común que la Primavera esté interrumpida,el termómetro sube y baja como
un yo-yo,se asome tímidamente el Verano y al poco rato nos asalta el Invierno congelándonos las
orejas. Así es en Octubre,hasta en Noviembre llegan esos días que nos visitan y nos obligan a
estufas y abrigos,justo cuando estamos sacando del clóset el ventilador más una polera y bermudas
para sentirnos más relejados.
  Es un rumor recurrente en la calle,año tras año en cada uno de esos episodios bruscos del frío que
parecen ir al contrario de las estaciones: "Que raro está el tiempo,esto no pasaba antes."
  Corta es la memoria,largo es el deseo y al medio de todo se entromete este comentario que rueda
como bola de nieve en una pendiente,entre estaciones de servicio,supermercados,ferias libres,salas
de colegio y consultorios,viaja rápido de boca en boca para instalarse,como una verdad,lo que es
completamente falso.
  La Primavera siempre ha sido así,y tal comentario tiene un cóctel de enojo,desencanto y perpleji-
dad que se repite tan cierto como que el sol amanece por el Este y se duerme por el Oeste.
  ¿Porqué nos enoja e intranquiliza semejantes problemas de tiempo,con aquellas lluvias imprevis-
tas que se empoza el agua o ese viento polar que a muchos los tiene en cama con fiebres variables,
mientras en el horizonte ya se asoma el Solsticio de Verano?
  Será porque todo nos recuerda que no todo marcha de manera plana,uniforme,de menos a más,de
peor a mejor,de triste y oscura penumbra,a un mediodía radiante. A nadie le gusta ver interrumpida
la marcha de la calma. Maldecimos las marejadas de la marea de la vida que nos hacen retroceder
a tiempos pretéritos en que debimos sudar la gota gorda,andar al tres y al cuatro,sentir como la
mala racha nos calaba hasta los huesos. También vienen los malos ratos con su aire de superioridad
y desatino,sus hálitos de aguafiestas que nos dejan un gusto amargo a injusticia. Nos enojamos
pero sabemos que todas estas descontinuidades son la esencia de la vida misma,y que nada más
natural que el movimiento de entusiasmo y desánimo.
  La Primavera ilustra esta verdad que parece muy triste pero no es más que un dato de la causa.
  Lo contrario pasa con los "Veranitos de San Juan" que en medio del Invierno nos sumergen en la
alegría radiante de un día de tibieza que no se esperaba. Ahí,sí,celebramos la llovizna y el día des-
pejado. De igual modo que cuando nos enamoramos tarde en la vida damos infinitas gracias por-
que pareciera que el tiempo diera marcha atrás,y vuelve el desenfreno adolescente,ya no como un
tropiezo sino como un gran salto hacia adelante.
  Aunque nunca los he visto ni he estado cerca de ellos,admiro a Estoicos y Budistas que,acostum-
brados por sus férreas enseñanzas,permanecen impasibles ante los fenómenos invernales de la
Primavera o esos arrebatos estivales del Invierno.
  En ellos transcurre la vida en cada momento idéntico al promedio total. No se mueven ni hacia
el debe ni se preocupan con el haber. Nosotros todos,perdemos la distancia y la posición entre
tanto movimiento y hacemos un mal negocio dando por fija la felicidad y por irregular la desgracia.
  Ellos (los monjes),en cambio,caminan bajo la lluvia Primaveral con sus túnicas modestas,atentos
al paso siguiente que deben dar,para no lastimar a cualquier insecto que se cruce bajo sus pies.
  No se preocupan en lo más mínimo que la Primavera ya no es la misma.


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