lunes, 22 de junio de 2015

Copa América : Los colistas de siempre.


 El primer Campeonato Sudamericano de Fútbol,vale decir la primera Copa América,se jugó en
Buenos Aires en 1916. Y cuatro años más tarde,en 1920,le cayó en suerte a Chile ser el país
anfitrión en su cuarta versión,la misma que se jugó íntegramente en las canchas del Sporting
Club de Viña del Mar (por no haber otro lugar),entre el 11 de Septiembre y el 3 de Octubre.
 En esa oportunidad la Selección Chilena vistió por primera vez su ya clásica casaquilla roja.
 La copa se la llevó la Selección de Uruguay,que dicen que cobró su viático en monedas de oro
(literalmente) por su fulgurante presencia y accionar entre todas las delegaciones. Ese torneo
tuvo un costo de $ 260.000,de los que el Estado sólo aportó $ 100.000,por lo que el resto debió
recaudarse por colecta pública y entre los prósperos comerciantes Viñamarinos y Porteños.
 En esa prehistoria del Fútbol Chileno se verifica la primera "concentración" de la escuadra roja,
la que fue muy bien recibida por los jugadores,quienes comentaban las ventajas de esta práctica
a la incipiente prensa deportiva. A Chile le tocó debutar con Brasil,un adversario francamente
terrorífico,ya que en los dos campeonatos anteriores,haciendo la suma,el cuadro verde amarillo
le había hecho a nuestra selección,formada principalmente por jugadores de Arauco,Bío Bío,
Concepción y Ñuble,que eran los que más corazón y más color le ponían entonces al fútbol,
nada más y nada menos que once goles contra cero,ubicándonos como siempre en el último
lugar. Pero,esta vez,se cayó ante los brasileños por un discreto y razonable 1-0.
 Recordemos que el más popular de los deportes había salido jugando de las bodegas y camarotes
de los barcos mercantes ingleses a los muelles y terrenos baldíos de Valparaíso a fines del siglo
diecinueve,para conquistar el corazón de todas las clases sociales y de todas las edades,para
quedarse como la pasión deportiva más viva y aglutinadora.
 Cuesta pensar hoy en esos tiempos míseros y paupérrimos de comienzos del siglo veinte,años de
fútbol rotoso y organizaciones precarias que contrastan dramáticamente con las comodidades y la
organización con que ahora se desarrolla.
 En 1920,Chile enfrentó luego a Argentina con un decoroso empate de 1-1,pero en ese partido
el árbitro De María anuló un gol chileno,por lo que imaginamos,en las noches de luna llena,
todavía se podrá escuchar en el Hipódromo de Viña del Mar un coro de voces fantasmales
recordándole a la progenitora del réferi. Nuestra selección contó en ese tiempo con un estrenador
Uruguayo, Juan Carlos Bertone,a quien la Asociación de Fútbol de Chile solo le pedía una cosa:
No quedar colistas otra vez. No lo consiguió.
 Tuvieron que pasar seis años más para que Chile,de nuevo anfitrión,obtuviera su primer gran
logro en la Copa América: salió penúltimo.
 Muchas y bastantes pelotas han pasado bajo los travesaños,por arriba y algunas lo han golpeado,
y ese golpe nos dolió a muchos. Muchas camisetas se han mojado e intercambiado desde entonces.
 Pero siempre tendremos la historia,ahí fresca y bella y recordarla es un honor.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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