viernes, 19 de junio de 2015

Y al final terminamos siendo gatos de callejón...


  A fines de los noventa se acuñó la expresión "Los Jaguares de Latinoamérica" para estar a la
par,la economía local con los llamados "Tigres Asiáticos",la reacción general fue de hilaridad
total e inmediata,aunque de cara al crepúsculo,nunca faltaban los optimistas sonrientes que
estuvieran dispuestos a darles un poco de razón a esos cuentos chinos. La autocomplacencia
fatua era tan evidente,y tan fuera de lugar,que resultaba un absurdo  en sí.
 Lo que nadie se imaginaba en ese tiempo que poco a poco le seguiría una ola de creciente
desepción ,era la cruel ironía que pronto iba a representar el surgimiento de un Orientalismo
galopante; un analgésico para tratar esa sensación de orfandad postapocalíptico con que llegó
el nuevo Milenio. De ser un lugar en que los variados referentes asiáticos se reducían a baratijas,
sucedáneos,uno que otro zurcidor famoso y un grupo muy pequeño de Krishnas envolviendo
el Paseo Ahumada con sus inciensos,pasamos a vivir apelotonados hoy entre practicantes de
Yoga,Sumos Sacerdotes con vientre de Buda,expertos en Filosofía Zen,comida Thai,cultura
Japonesa,campanitas sanadoras,cantaritos musicales,Reiki, Feng-Shui,Tofu,Pikachú,Wantanes,
hamburgesas de soya, Chopsui,Carne a la Mongoliana,películas de Artes Marciales,gimnasio
de Artes Marciales y que sé yo de cuantos ingredientes de esta carbonada que ni Marco Polo
habría soñado ver creciendo en esta ciudad tan incrédula.
 Cada cual se mantiene como mejor puede,quién es uno para decir otra cosa,pero qué pretende
esa gente que se despide por escrito diciendo : "Bendiciones","Mucha Luz" o incluso "Námaste"
 Ese orientalismo hueco no tendría ninguna importancia sino fuera porque casi siempre es dicho
desde una posición arrogante,como un acusete moral de las vidas ajenas.
 Para cerrar,en esa misma cuerda,por ahí andan deseando: "Mucho Newuen" a diestra y siniestra.
 Mapuche,Chino,Mongol,Nepalés; todo vale con tal de sacarle el cuerpo a nuestras palabras
cotidianas ("Hola","Quiubo","Ánimo","Cómo te va","Hasta la vista") y creer que son insigni-
ficantes superficialidades irreverentes en comparación con aquellas expresiones que sí están
cargadas de milenios de sabiduría o espiritualidad. De pronto a alguien se le ocurrió  que
"Námaste" o "Newuen" llegan más al corazón por su "Espiritualidad" que nuestras palabras tan
íntimas que ya las creemos gastadas.
 Es la trampa de las etimologías remotas: Hallar en una palabra ajena toda una imagen evocadora
o una sentencia alegórica resplandeciente,pero ser totalmente incapaz de ver esa misma riqueza
dentro de nuestras palabras maternas.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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