sábado, 5 de septiembre de 2015

Chile,la República del Hue...


 La semana pasada la figura de Sebastian Dávalos volvió a cobrar protagonismo: pocas horas
antes de su renuncia había pedido que la información contenida en su computador fuera borra-
da y,con eso,cualquier vestigio que pudiera implicarlo (o exculparlo)de su fatal intervención en
el caso CAVAL,había desaparecido.
 La explicación oficial del Gobierno,ofrecida por el Ministro Vocero (y miembro también del
Comité Político),fue que la información había desaparecido "en razón de un protocolo adminis-
trativo habitual que tenía su origen (por lo demás) en el Gobierno de Sebastián Piñera."
 De esta forma,lo que podría haber sido un capítulo más de un caso archiconocido,y por el cual
Michelle Bachelet ha pagado un muy alto costo,se transformó en un problema de Estado que
volvió nuevamente a involucrar a la Institucionalidad entera  y no sólo al hijo o la nuera de la
Presidenta,porque ocurre que el tal protocolo no existía,de modo que las explicaciones del
Vocero de Gobierno,según lo que él dijo posteriormente ("este error es mío,y lo asumo yo",
dijo hace un par de días) no eran ciertas.
 Y aún cuando algunos celebran el mea culpa que hiciera el Vocero,y él mismo haya dicho que
asumía toda la responsabilidad del error,la ciudadanía misma puede no tener claridad absoluta
acerca de qué significa,exactamente,asumir responsabilidades en materia política.
 Aparentemente,tiene que ver algo con declarar en público que se cometió un error a causa de
que otro no hizo bien su trabajo (para el caso concreto,Cristián Riquelme,Director Administra-
tivo de la Presidencia),para someterse después al cuestionamiento generalizado de la prensa
que,transcurridos  unos dos o tres días,cambiarán de tema. Todo eso es nada,sin embargo,si se
piensa que asumir la responsabilidad es ser objeto de toda clase de "memes".
 Por sus errores,la escolta presidencial es degradada; los carabineros dados de baja; los empleados
del sector privado,quedan desempleados. Los políticos, en cambio,deben resistir estoicos los
embates de los "memes". A veces incluso por uno o dos meses.( qué carga llevan en sus espaldas
esos pobres servidores públicos). No perderán sus cargos,sus sueldos permanecerán intactos,e
incluso en materia penal gozarán de privilegios,pero nada de eso los librará del Buylling virtual.
 ¿Y acaso alguien,un simple ciudadano de a pie,tiene autoridad moral para cuestionar a los
políticos,si no sabe lo que es protagonizar un "meme" y circular en él por todos los celus del
País? ¿O entiende lo que significa transformarse en "Trendig Tropic" durante un par de horas?
 Definitivamente no.
 Cuando una conducta determinada pone en tela de juicio a la veracidad o confianza de un
funcionario público,o despierta dudas respecto a la posibilidad de que él se haya prestado para
actos que el Código Penal califica de obstrucción a la Justicia; o simplemente,cuando haya
cometido un error bien intencionado que resulta ser grave para un Gobierno,lo que procede
es la renuncia.
 Cuando eso no ocurre y cuando asumir la responsabilidad política significa,simplemente,
allanarse a ser víctima de un "meme",el político debilita moralmente al País; hace que éste
pierda capacidad de asombro y de indignación. Y contribuye,de paso,a un desprestigio que
finalmente,acabará con él.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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