lunes, 7 de septiembre de 2015

Viviendo entre Bestias.


 He estado siguiendo en un canal de animales un programa sobre chimpancés con problemas.
 En general se trata de monos muy maltratados por sus parientes humanos. A algunos los han
mantenido en jaulas estrechas durante años,convirtiéndolos en verdaderos psicópatas. Otros
han sido explotados en circos detestables para hacer de comparsa en espectáculos de panto-
mimas y otras estupideces. Había uno que lo tenían encadenado a la entrada de un boliche y
no se sabía para qué.
 No es novedad que los animales suelen tener destinos espantosos,no sólo por la acción de los
humanos sino también en sus entornos naturales. La selva de noche se podría entender como
una región infernal,donde enseñorea el miedo y sólo se puede caminar con la adrelanina al
tope. Es cosa de imaginarse todos esos ojos con visión nocturna que acechan detrás de las ma-
rañas y enredaderas arbustivas,las fauces babosas y hambrientas,los bichos con ocho ojos,con
antenas de radar y un exoesqueleto cubriendo su gelatinoso cuerpo,desplazándose con un sin-
número de patas por la hojarasca,los reptiles de ojos sobresalientes emergiendo de sus covachas
oscuras y lúgrubes escondidas entre la tierra putrefacta,la araña que lanza su tela como un dardo
mortal,el pez que escupe para cazar,el felino que silba como pájaro.
 En plena capital y en pleno día,en unos jardines que hay en Providencia con Miguel Claro,una
persona vio hace muy poco un tiuque despedazando a una zorzal. En los mismos días otra per-
sona vio desde la ventana de su departamento,hacia un techo vecino,a una especie de peuco
sacándole la cabeza a una paloma. Entre palomas la cosa no es mucho más diferente. Me conta-
ron hace un par de semanas que en la saliente de un edificio del centro,dos palomas se peleaban
por un trozo de pan: una introdujo la cabeza por el pico de la otra para arrebatarle el pan de la
tráquea.
 Nosotros vivimos en el milagro de la civilización,lo que nos permite ir de un lado a otro con el
ánimo más o menos relajado.
 Podemos pensar y no simplemente estar remitidos a la acción ofensiva o defensiva todo el tiempo
permitido. Pero también participamos de la vida animal,aunque de manera diferida,regulada.
 Incluso en el mundo que se supone más alejado de la fauna,digamos el de los denominados Inte-
lectuales,he visto a tipos que con sus parlamentos no hacen más que aspavientos de poder,tal
como el macho Alfa de un grupo de Primates. Golpear la mesa en señal de autoridad o aplaudir
en señal de aprobación (como vemos todos los días en actos públicos y teatros) se parece
demasiado a las formas de comunicación que usan los monos entre ellos.
 Existen sujetos que se pavonean ante las mujeres como si fueran pájaros palaciegos exhibiendo
su frondoso y colorido plumaje. Otros pelan los dientes y adelantan la cabeza como perros en una
discusión sobre Gobernabilidad y Reformas,una novia sentimentalmente herida pone mirada de
ciervo acorralado y en cualquier momento puede lanzar una cornada. Un angustiado por las frus-
traciones en seguidilla se acurruca en un rincón y emite  un lastimero aullido parecido al llamado
desesperado de un Gibón. Los más temibles son los que se mantienen en silencio y la mirada
indiferente y fría como un Bisonte.
 Es un gesto de inconmovilidad que antecede a una embestida súbita y demoledora. Imagínese
una estampida,no hay quien los pare.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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