martes, 6 de octubre de 2015

El Tiempo que nos alcanza.


 Pasan los días,no se puede notar más que este hecho tan claro,tan trivial,que viene sucediendo
desde siempre. Fue así para quienes nos antecedieron en las ramas del árbol familiar,esas viejas
ramas que aún conservan las huellas de los injertos y de las podas. Imagino a Tatarabuelos y Bisa-
buelos en sus momentos de incertidumbre,mirando el campo por la ventana,constatando ese fenó-
meno constitutivo de la condición humana: se nos va el tiempo,se nos está yendo,se fue.
 Tardes de sol de 1875,lluvias de 1901,terremoto de 1906. ¿Acaso no es todo lo mismo?
 Es posible que los seres humanos seamos los únicos en el planeta a los cuales la fugacidad de la
existencia nos cause tanto miedo y neurosis.
 Gran parte del tráfago diario,la producción de lenguaje verbal por parte de animadores,políticos,
profesores,poetas,predicadores,reivindicadores,objetores de conciencia,editorialistas,filósofos,no
sea sino una manera de rellenar con espuma un vacío que se percibe,a pesar de que anda pegado
a nosotros,como algo desconocido.
 Si revisamos los diarios de hace setenta u ochenta años atrás,alcanzaremos a escuchar primero un
leve rumor y luego es posible un estruendo:el ruido de los múltiples hechos que merecieron algu-
nos comentarios banales o encendidos,que motivaron pasiones,entregas y opiniones,plebiscitos,
modificaciones de leyes,revoluciones,marchas callejeras,apedreos,inundaciones,sequías,alza de
productos básicos,escasez de bencina,impostergable necesidad de construir un aeropuerto. En fin,
las fotos aportan otro tanto: tipos trepados en las rejas de La Moneda,tipos con sombrero de pita
sonriendo en plena alegría en la Costanera de Viña del Mar,tipos arrancando de los pacos que
cargan a caballo y con lanzas en el centro de Santiago,niñas de colegio ejecutando una "coreografía
artística" en presencia del Ministro de Educación,pasajeros sombríos y meditabundos con canas-
tos y bultos llenando los andenes de la Estación Central.
 Parado frente a la ventana veo hoy que se me va el tiempo. Alguien grita en la calle un chiste que
no alcanzo a escuchar,en la televisión pronostican el tiempo para mañana y pasado mañana. Se va
el tiempo: lo veo en los techos vecinos (donde últimamente están llegando bastantes palomas),en
el sol del poniente reflejado en las ventanas de los edificios en los atardeceres,en el granizo ocasio-
nal y fuera de temporada que cubre el pavimento,en el sonido seco que produce el hervidor en la
cocina al apagarse,en el pitido del celular que me avisa que me ha llegado un nuevo mensaje.
 Hay gente que me quiere decir cosas y gente que va desvaneciéndose de mi vida. Gente que cuando
se cura,se acuerda de mí y gente que se cura para olvidarse de mí. Yo mismo cada vez me he ido
haciendo cada vez más viejo y añejo,también menos nítido,como un anticipo del fantasma que
algún día,no demasiado lejano,voy a llegar a ser y me tocará representar.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.


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