martes, 27 de octubre de 2015

Hay que Celebrar...sea como sea.


  No se porqué uno no termina nunca de asombrarse de intervenciones cuyo desenlace podría
anticipar. El hecho es que los desmanes producidos hace poco tiempo a la salida y al interior
del Teatro Caupolicán (en una tocata de un grupo Argentino de "cumbia villera") eran de algún
modo predecibles. Una de las afectadas,la propietaria de un negocio descerrajado de la calle San
Diego,comentó que el año pasado había sucedido lo mismo en otro concierto de la banda en cuestión.
  El ímpetu destructivo que se activa en cuanto se forma una instancia colectiva es muy antiguo
en Chile. No sé si algún Historiador sin prejuicios habrá hecho alguna investigación del fenómeno.
  Para la huelga de la carne de 1905 la ciudad estuvo por algunas totalmente desprovista de control.
  Dicen que hasta el Presidente Riesco anduvo medio fondeado.
  Pero en este caso se trataba de una protesta por medidas Gubernamentales consideradas injustas,
gravosas con el presupuesto de los pobres. Lo que realmente asombra es el hambre de aniquilación
de lo propio que surge en medio de las celebraciones. Como esos niños que pasan de un mismo
gesto de la risa al llanto,los protagonistas callejeros de celebraciones deportivas o de cualquier
índole pasan del canto en coro al piedrazo,a las patadas,y en ocasiones (bastantes,por desgracia),
a las puñaladas.
  Aquí es tradición mirar como "indio ignorante,cholo y la con...y muchos otros epítetos degra-
dantes" al Pueblo de Bolivia,pero hace un tiempo,cuando los Bolivianos celebraron en las calles
de La Paz su supuesto triunfo en La Haya,daban la impresión de ser un pueblo más civilizado que
el nuestro. Estaban contentos y hacían lo que se espera de gente que está contenta. Ni un exabrupto,
ni un grito animal,ni una mueca horrible ante las cámaras,ninguna palabra ofensiva hacia nuestro
País. Me imaginaba qué hubiera pasado si el fallo de aquellos viejos con peluca hubiera sido cla-
ramente favorable a Chile; habríamos tenido desbordes,rotura de ventanales,incendios de sucur-
sales bancarias,apedreamiento de la Embajada Boliviana,todo en medio de una alegría exagerada,
histérica,autoafirmativa.
 Total hay que celebrar,y todo motivo vale.
  Las "Fiestas de la Cultura" en el Parque Forestal,a fines de los 90,terminaban con las bolsas de
basura reventadas contra las ventanas de los de`los departamentos aledaños. Las fiestas callejeras
de Bellavista,años antes,lo mismo (recuerdo a un tipo trepado a una ventana quebrando los vidrios
a bototazos). El corolario de la fiesta del Roto Chileno en Yungay fue por mucho tiempo el enfren-
tamiento con la policía. El término de la "Fiesta de los Mil Tambores" en Valparaíso,son 200 ton.
de basura desperdigada,hasta en los lugares más inverosímiles,orines nauseabundos bajando por
las históricas escalas de los miradores,peleas de ebrios en Plaza Echaurren y sus calles aledañas.
  Total hay que celebrar...

Que Tengan Muy Buenas Tardes.
 

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