lunes, 13 de agosto de 2018

La Conexión con los Muertos.


   Fallecer conlleva ir perdiendo de a poco la imagen con que el mundo nos conoce y transformarnos
en esperpentos monstruosos con la piel colgando de los huesos ya roídos por el tiempo y calaveras
con las cuencas vacías. La otra posibilidad es que la familia,mas práctica,apure el proceso de reduc-
ción a cenizas,con el método de la incineración,total,"polvo somos y en polvo nos convertiremos".
Pero más rápido.
   El sistema tiene sus ventajas favorables: se puede abonar un árbol,plantado en su nombre. Ser di-
luido en el azul profundo de ese mar que tranquilo nos baña o ser parte de la corriente de ese río que
con sus aguas verdes y cristalinas se dirige raudo hacia el océano.
   Por una cosa lógica,las apariciones de los muertos nos quitan el sosiego: no hay existencia real para
la forma en que se presentan,que la mayoría de las veces es como la imagen que atesoramos de aque-
lla persona: su vestimenta,su mirada,la expresión de su rostro.
   Aquellas intromisiones en nuestro quehacer cotidiano de quienes ya no pertenecen a este plano nos
hacen pensar que cuando "Penan",hay una voluntad ajena al fallecido. "Alguien" quiere que veamos
lo que no queremos ver.
   Psicológicamente,la situación es otra. En nuestra memoria,en la literatura,en la imaginación,en los
sueños los muertos vuelven y andan con nosotros. Nos esperan en las esquinas y rincones cuando cae
la tarde y las sombras se alargan,o saludan con la mano desde el fondo de un jardín sombrío. A veces
comunican secretos,otras veces en momentos de relajo prenden un cigarrillo y  fuman un momento
frente a nosotros,despidiendo volutas de humo azulado que después de un rato desaparecen sin dejar
huella,y tampoco aroma.
   Novelistas y Directores de Cine,han tomado estas experiencias para revivirlas,haciendo que los
muertos transiten libremente en el mismo tiempo y plano que los vivos.
   A medida que uno envejece y la mente transita por lugares alejados casi de la realidad,se comienza
a sentir con bastante frecuencia este tipo de fenómenos. Al despertar en la noche ya no queda claro
cuál es el mundo donde despertamos,a veces sentimos por fracciones de segundos que junto a la cama
ya no está el velador y tampoco el piso,sino que un gran precipicio y un rugiente mar.
  Casi nos acostumbramos a vivir con la idea de que los que murieron en el pasado aún piensan o es-
peran nuestra tolerancia a sus errores.
   Hay personas que le comentan cosas en voz alta a un familiar querido ya desaparecido. Yo mismo
converso con mi padre de situaciones hogareñas y de sus nietas,siendo que falleció hace como 35
años,también me sucede con amigos que dejaron este mundo hace bastante tiempo. Son como oyen-
tes ocasionales y dispersos de la vida psíquica,que en el fondo equivale a la vida misma.
   Las tímidas demostraciones de que el Invierno se está batiendo en retirada,me traen estas ideas ex-
travagantes. Días extraños en que la realidad misma se parece a una borrosa reproducción en colores
de un paisaje chino de los años 70 (en esos años los pintaba en papel Kraft blanco y los enceraba con
cabos de vela..se vendían bien),y en los que el sol del atardecer nos asemeja con las lagartijas senta-
dos en los viejos bancos de una plaza con árboles marchitos y uno que otro trozo de pasto reseco
por falta de agua.

   Que Tengan Muy Buenas Noches.
   Que Descansen.

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