jueves, 8 de agosto de 2019

Vender el Alma al mismo Diablo.


    En el "Fausto" de Goethe,el protagonista,le vende el alma a Mefisto,emisario del mismo
Satanás,a cambio de volver a ser joven y gozar del amor sensual y otros placeres que sacrificó 
en su vida dedicada al estudio y la ciencia.
    El autor inmortaliza,en esta obra,el motivo central clásico del pacto Mefistofélico. Este pacto
sirvió como metáfora de una modernidad que sacrifica su fe en el altar de la conquista científica
e industrial del Mundo. Con el tiempo,la metáfora se dispersó a distintas esferas de la vida.
Hace ganancia en lo inmediato al precio de exponerse a un cobro excesivo en el largo plazo.Por
una cuota de felicidad,dinero,poder o favores varios,hipotecamos nuestro futuro en manos de 
quien no tendrá reparos en asarnos a la parrilla a fuego muy lento.
    El "Calentamiento Global" sería una advertencia casi literal de la revancha del Demonio que
viene a cobrarle el Infierno a nuestro "Poder Industrial".
    En el día de hoy el pacto Mefistofélico ocurre en todos lados y todos los días: con un crédito
de consumo nos damos un soñado gusto a cambio de un pago mensual,muchas veces elevado,
que tendremos que hacer por años,muchas veces,repactando la deuda una y otra vez.
    "Mefisto" es el Banco o "La Gran Tienda de Vanidades." 
    Pero,existe otra figura más reciente. Hace muy poco salió a la luz la polémica a propósito
de FaceApp,esa aplicación que permite envejecer el propio rostro. Principalmente,esta simu-
lación tienta a los jóvenes en que se reencuentran a sí mismos como medio siglo después,
decrépitos o al menos con bastantes canas y muchas arrugas en el semblante.
    A mí,por mi parte,ya sexagenario,no me causa gracia tal truco.
    El escándalo de FaceApp no fue su popularidad,que se apropió de las redes con rostros
añejados o trasvestidos de famosos y otros no tanto. Vino de otro lugar muy distinto: la apro-
piación de los cuerpos. Todos sabemos que la huella digital es indeleble y se usa para ten-
tarnos con servicios,votos políticos y muchos otros fines.
    "Mefisto" sobresale como una fina malla que todo cubre: invisible y omnipresente. Pero
FaceApp,en particular se apodera de nuestras caras,transformando juventud en vejez,
femenino en masculino,solemnidad en burla. Y una vez adentro,usará tu rostro sin tu con-
sentimiento,hasta el final de tus días.
    La captura eterna. Gana "Mefisto".
    Allí estaremos por siempre,suspendidos a algoritmos en manos de un artesano diabólico
que administrará nuestros pecados y tentaciones,y los clavará en los bordes de los labios
o sobre nuestros párpados entrecerrados.
    ¿Cuál es el rostro del mismo "Mefisto"?
    De todos y de ninguno. Se apropia con FaceApp,de las caras de todos,mientras que él
no es más que un soplo invisible en una nube de información.
    La trampa con que nos atrapa en sus redes(dicho literalmente)no es,como el "Fausto"
de Goethe,las ansias de la eterna juventud,sino al revés: nos hace desear con ir a un fu-
turo lejano y escudriñar al anciano que crece dentro de nosotros. Regalamos nuestros
rasgos a cambio de un juego en que nuestra curiosidad por vernos ancianos nos expone
a un alguien sin rostro, que podrá hacer un amasijo con el nuestro hasta la eternidad.

    Que Tengan Muy Buenas Noches.
    Que Descansen.
   

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