jueves, 23 de mayo de 2019

Mes de la Transición.


    Es muy difícil cuantificar en qué medida el paisaje,la atmósfera,la apariencia general de todas
las cosas,afecta en nuestro estado de ánimo. En el caso contrario,de qué manera lo anímico se
nos filtra en nuestra apreciación del mundo que nos rodea.
    Estas ideas se vienen a la mente mientras se camina a paso lento por la ciudad,en medio de
tumultuosas aglomeraciones en paraderos y estaciones del Metro,un caos producto de las ho-
ras peak que aunque parezca increíble,se va disminuyendo hasta desaparecer en un par de
horas. Los edificios y sus murallas impregnadas con huellas de marcas reclamando derechos:
vistosos graffitis con rayas indescifrables apoyando las causas.
    A lo mejor el problema sea este mes de Mayo,que es un mes que está estresado por dos
celebraciones que nos mantiene la existencia al borde del colapso.
   El mes de Mayo se nos plantea como un desajuste de fase intermedia,con una luz solar des-
teñida por la nubosidad reinante y noches tenebrosa que no merecen especificación.
    Siempre he sentido una particular predilección por la gente que comenta sus procesos y
sueños internos según el lugar en que deban permanecer,sus "Lugares Soñados"y la mayoría
de las veces se trata de personas alegres,que se conforman con muy poco para sentirse con-
tentas: un bosquecillo cerca del mar,una casa pequeña y humilde pero especialmente silenciosa
la visita mañanera del canto de los pájaros,música selecta que atraviesa los muros de la vecin-
dad al atardecer,una puesta de sol a la orilla del mar.
    Hierbas,flores,rejas de madera pintadas de blanco,costaneras,montañas nevadas lejanas,
ruido muy lejano de la gran ciudad,caminos campestres por explorar,un estanque con hierba
verde en sus riberas y garzas blancas anidando entre los cañaverales: cualquiera de estos mo-
tivos nos traspasa tranquilidad,que es el tesoro perdido y más apreciado de la Vida Humana.
    Parece algo tan básico,fácil de obtener,y sin embargo se nos niega y se nos pierde esa con-
dición que nos distingue como humanos. Se trata de un producto de la Civilización,pues los
hombres primitivos tendrían que estar siempre alertas,sólo quizás cuando dormían muy dentro
de sus cavernas a resguardo,en esas noches de tormenta,que impedía a los depredadores
hambrientos y quizás otros especímenes humanos acercarse a sus lugares de descanso.
    Pero,en nuestros tiempos,el Infierno y el Temor ya no está en el entorno natural,sino en
nuestro interior. Hoy se busca la tranquilidad en el alcohol,las drogas,las adicciones a lo
Tecnológico,porque se ve que por una falla de diseño nos incitamos permanentemente a
nosotros mismos el quiebre emocional.
    La ansiedad nos abrasa el pecho y nos vamos hacia adentro cada vez que en el exterior
sospechamos la acción de la Nada.
    Todos nuestros esfuerzos medicamentosos y tratamientos se reúnen en una sola palabra:
Estar. El camino es Estar,o al menos tener la sensación de estar en un punto del tiempo y
el espacio sin que nadie nos inoportune,nos zamareen de un lado a otro,sin que se nos obli-
gue buscar otro rincón quizás menos cómodo,sin que nos acometan con ruidos altisonantes,
sin que los provocadores de siempre nos murmuren al oído,lo que no queremos escuchar.

    Que Tengan Muy Buenas Noches.
    Que Descansen.

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