martes, 19 de mayo de 2015

La Utopía Tecnológica.


Hernán Orellana,un experto en la "Internet de las cosas",que según entiendo son las innumerables
que pueda tener la red en la materialidad cotidiana. Desde la programación del cuidado de un
jardín hasta optimización del transporte urbano. Uno de esos productos es el automóvil sin chofer,
que se desplaza de un punto a otro totalmente gobernado por computadores,buscando las mejores
rutas y esquivando grandes hoyos gracias a la red. Como el auto sin chofer,puede haber infinitas
tecnologías que prescindan totalmente del ser humano. Aviones sin piloto y barcos sin capitán,pero
también máquinas de coser sin costurera,novelas sin escritor,panaderías sin panadero,carnicerías
sin carnicero. Con unos cuantos chips y una buena WiFi,las cosas conversarán entre si para
solucionarlos la existencia. De hecho,el ingeniero sostiene que pronto "las camisas van a conversar
con la lavadora".
 No hay cosa más tierna,por su hermosa ingenuidad,que el entusiasmo de los especialistas del ramo.
 Parecen estar siempre en el camino de la perfección,rumbo a las ciudades espléndidas de la Utopía
Tecnológica,y nada les corroe su optimismo. No los inquieta,por ejemplo,que entre los mayores
precursores de la computación esté Ada Lovelace,la hija de Lord Byron. Ya con eso andaríamos
todos tiritones; es más,se puede ver,en cada computador y cada anuncio de una tecnología que
"mejorará nuestra calidad de vida",el monstruo del Romanticismo nacido en reacción contra el
Racionalismo. La Utopía de la automatización y de la inteligencia artificial tiene la influencia
demencial  y megalómana de Villa Diodati,con el Vampiro y el monstruo de Frankenstein como
ángeles custodios.
 Los computadores y en general todas las máquinas son fascinantes,y el horizonte de sus posibi-
lidades parece no acabarse jamás,pero todo indica que hay una confusión con respecto a la
función que cumplen en nuestra vida cotidiana. Es un hecho que los habitantes del siglo XXI
no mueren como insectos ante cualquier efluvio pestilente,como también es un hecho que
existen corazones artificiales y hasta la posibilidad de un trasplante de cerebro,pero es muy
dudoso que la tormenta tecnológica destinada a nuestro bienestar en el plano doméstico esté
logrando su cometido. La existencia "asistida por computador" tiene un costo y ese cometido
es renunciar a nuestro tiempo y a nuestras experiencias más básicas.
 En la práctica,esclavizar computadoras ha sido contraproducente. El E-mail se inventó para
agilizar las comunicaciones,pero produjo el efecto de que esas misivas no son más que algunas
pocas líneas de contenido somero y apático. La tecnología es la esclava que domina:promete
servirnos y abanicarnos como los esclavos a Ramsés,Faraón de Egipto,pero para echarla a andar
 hay que llevarla al hombro todo el resanto día y,cuando al fin llega la hora de beneficiarnos
nuestro tiempo a llegado a su fin. Sin que nos diéramos cuenta,algo pasó en nuestro viaje a
la Utopía de los Supersónicos y hemos vuelto a la Edad Oscura.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario