sábado, 7 de noviembre de 2015

Las Malas Técnicas de la Élite.


  No deja de ser curioso que,por la pasarela de las malas prácticas desfile tanto personaje de la
élite. La posición de privilegio no garantiza lo impecable ni libra de los riesgos asociados a la
actividad empresarial;pero ofrece (o debería ofrecer) mayores posibilidades de diferenciación
positiva,precisamente por las oportunidades que otorga.
  No deja de ser curioso,sin embargo,cuando se escucha de boca de los aludidos al interior de
sus círculos,que la colusión es poco menos que "un acto de elegancia" o "un acuerdo entre ca-
balleros";y que el uso de información privilegiada no es más que el aprovechamiento de las
"ventajas corporativas" que ofrece la propia posición social. En fin,deja de ser curioso cuando
nos damos cuenta que una parte importante de la élite conoce las normas,pero no las aplica en
su sentido más profundo.
  No aplica,de hecho,las bondades de la libre competencia;y reduce sus efectos,simplemente,a
una cuestión de precios. Si éstos no fueron afectados (no de manera significativa) el acuerdo
entre competidores parece incluso una cuestión de buena clase. Los eventuales competidores,
los emprendedores frustrados,no aparecen sin embargo,en su perspectiva moral de conside-
ración.
  Tampoco comprende que la riqueza producida por la competencia es sustancialmente distinta
a la que genera la colusión,porque obliga a hacer una creatividad extendible,de eficiencia y de
innovación,que son prescindibles en mercados cerrados o monopólicos.
  Para la élite,el "valor agregado"es un concepto económico,no el resultado de un hecho humano
llamado trabajo,que involucra un progreso cultural,además de material.
  ¿Y por qué no ve lo que es,a todas luces,evidente? Probablemente porque su linaje aristocrático
ha ido en desmedro de su categoría humana.
  La élite no tiene pensamiento crítico,de profundidad en sus reflexiones,de sofisticación. En lo
más profundo de su alma,es vulgar; y quizás por eso es inocente de la deshonestidad que se le
imputa.
  Culpable,en cambio,de haber desperdiciado las oportunidades que recibió en la vida,porque ni
la educación la hizo más refinada,ni los viajes ampliaron la estrechez de sus mentes y horizontes.
  Por eso,y si hay alguna culpa con la deba cargar,es con la desmedida ambición y con la del
despilfarro.

  Que Tengan Muy Buenas Tardes.

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