lunes, 6 de julio de 2015

Conjeturas.


 Aumenta por estos días la sensación de trampa,recrudecen los malos entendidos con personas
medianamente lejanas.
 Cosas de lenguaje,de códigos de conducta,de distracciones. Ha comenzado a llover,no lo sufi-
ciente,pero la atmósfera se ha limpiado un poco. Comienzan a fallar de modo concertado los
artefactos domésticos,los cables que conectan al televisor con una caja que tiene muchas luces,
la pantalla del computador,el cargador del celular,las cañerías del baño,el quemador del cálifont.
 El sol aparece tardíamente entre los edificios,tras una masa de nubes amarillentas: entibia pero
no anima,o sea no calienta.
 Un señor de edad madura con quien me topé en el almacén,cuando fui a comprar pan,me dice:
"Quiero que nos juntemos a hablar de cualquier cosa,de la vida por ejemplo,será interesante".
 Este tipo de situaciones,en la que alguien se nos viene encima súbitamente como si se tratara
de una operación encubierta,nos dejan sin posibilidad de responder a causa de la sorpresa y la
confusión. Cinco minutos después,reconstruyendo la escena,se me hace evidente que la respues-
ta es:"Yo no tengo nada que hablar con usted". Pero en el momento mismo dudo,pienso que hay
un factor que he olvidado,un subentendido que no manejo,y ni siquiera sé si ese individuo que
tengo a mi lado es un arrogante inoportuno o una excelente persona que tiene todo el derecho
del mundo a comenzar una grata conversación conmigo.
 Pensando en todas estas conjeturas y para calentar el cuerpo,me meto a la rápida en un café y
me enredo en la petición: café normal,expreso,simple o doble,capuchino o late. Mis ojos a estas
alturas del partido ya no andan bien. Debo usar anteojos para ver de cerca y otros para enfocar
a la distancia. A veces sin darme cuenta los superpongo ambos,generando para los demás una
imagen de un tipo demente.
 En un televisor que nadie atiende unas parejas bailan con coreografías que están de moda y que
dentro de algunos meses nadie recordará. En el taxi que me lleva a casa,la radio va demasiado
fuerte,un reggeatón pegajoso e inalterable con letras inentendibles se escucha,mientras locutores
chacoteros y fomes dan réclames de mediodía de carnicerías con nombres dudosos,con ofertas
sin parangón de costillares de cerdo adobados.
 De muy niño me atraían esos viejitos que parecían no entender un presente que los rebasaba por
todos lados. Daban la impresión de girar en la realidad,en la actitud del que cede ante la fuerza
centrífuga del desconcierto. Confieso que a veces,desgraciadamente,me siento un poco así.
 Aunque me siento la mayor parte del tiempo bastante adolescente,se trata de una adolescencia
de otra época. Trato de entender las cuestiones acuciantes y termino pensando en "la inmorta-
lidad del cangrejo" o sea nada. Desde las reformas imprescindibles hasta todas las pasiones
reivindicativas que les quedan en el alma a los adultos jóvenes,desde la situación económica de
Grecia hasta el repudio a una intervención armada de una Dictadura de facto,en una Nación
perdida en  el centro de África,todas estas cosas realmente no las alcanzo a procesar,se van
quedando como espuma rezagada en las agitadas orillas de las presunciones.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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