domingo, 12 de julio de 2015

¿Se nos olvidó la Copa América?


 Hacía una semana,la Copa América cerraba de manera brillante su espectáculo,con Chile campeón
por primera vez en la historia del certamen,y con un ejemplar comportamiento del público que
llegó desde todos los rincones de América del Sur.
 A siete días,en el mismo escenario,en el remodelado Estadio Sausalito,lo irracional se apoderó del
Clásico Porteño entre Santiago Wanderers y el local Everton,en lo que debía ser el partido válido
para la segunda fecha (grupo 3) de la Copa Chile.
 Los desórdenes terminaron con dos civiles y seis carabineros heridos,con ocho detenidos por desór
denes y porte de armas de fuego,y con cuatro perros policiales golpeados por la horda que las
emprendía con fierros y estoques entre ellos y luego sobre las fuerzas policiales.
 Diez minutos duró la pelea en la cancha del estadio,lo que obligó tanto a cancelar el partido como
a volver a la vieja pregunta sobre qué se ha hecho en seriedad para acabar con la violencia en los
estadios. Parece que muchas reuniones y conferencias para los medios,pero en la práctica nada.
 Una pregunta que cobra mucha relevancia sobre todo cuando hace una semana,que nos habíamos
olvidado de estos asuntos y que había llegado el momento de dar el gran salto,luego de la exitosa
y ordenada Copa América.
 Bueno,en casi todos los conflictos sociales,quizás el más pobre de los análisis sea ese que culpa
a los individuos. Esto,porque es muy seguro que los fanáticos no fueron al estadio a destruirlo o
a atacar a los contrarios,sino a disfrutar de un buen partido de fútbol.
 La relación entre la búsqueda del placer y la violencia no es nueva. Ya Sigmud Freud en 1930
pensaba que junto con el desarrollo cultural de nuestra especie venía aparejado un potente sentido
de autodestrucción. No sólo eso,es la propia sociedad (que llama delincuentes a los fanáticos que
expresan su descontento en la cancha) la que genera este malestar,desde múltiples imposiciones
que nos determinan. Hay explotación síquica,emocional y física,así como una serie de reglas
que no elegimos seguir y que sólo nos confirman que nadie puede y quiere soportar en paz una
continua vulneración de su tranquilidad.
 En el caso de la Provincia,además de la violencia legal y del consumo,se siente una suerte de
postergación con respecto a Santiago.
 Tomemos por ejemplo,en Valparaíso,la narrativa de Marcelo Mellado o Daniel Hidalgo,quienes
muestran esa violencia desplegada.
 A pesar de todo esto,para muchos el fútbol sigue siendo un ámbito en el que son tremendamente
felices. No porque ahí se busque la victoria que nos es esquiva en la vida cotidiana,sino más
bien por su complejidad,que supera en general a cualquier teoría que hagamos sobre él,como
pensaba Vladimir Llich Ulianov (Lenin). Esto,pues no deberían de olvidar que el espectáculo del
fútbol es una proyección de nuestra realidad social,y no un satélite rondando alrededor de ella.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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