lunes, 27 de julio de 2015

Los Niños de Acuario.


 Hace muchos años atrás,tantos que no recuerdo,los aficionados y adictos a la Espiritualidad
vaticinaron el advenimiento de una Generación Bendita de niños que,bajo el influjo de Acuario,
estarían dotados de poderes y talentos que asombrarían al Mundo. La profecía de estos "niños
especiales",enviados por la Suprema Sabiduría de los Infinitos Astros,se asemejaba a un conocido
anuncio de la Segunda Venida de Jesucristo a la Tierra,encarnado esta vez en legiones de cabros
chicos envueltos en un aura luminosa,presumiblemente azul,los que se esparcirían hasta cubrir
toda la superficie del Planeta,donde algún día cumplirían su misión. Que no recuerdo si era
salvarnos de un peligro que vendría del Cosmos o simplemente destruirnos a todos. No se sabe
qué habrá pasado al final con aquella fantástica operación,pero al parecer ya nos quedamos con
los crespos hechos.
 Quizás los niños de Acuario se bajaron antes,quizás pasaron de largo y ahora están muy lejos,
por allá por Alfa-Centauri,o llegaron al País de Nunca Jamás,y ahora Peter Pan les está enseñando
a volar.
 Sea como haya sido,siempre me acuerdo de  aquella profecía cuando alguien habla de "los niños
de hoy" con un tono admirativo,como si estuviera asistiendo al nacimiento de una nueva raza.
 Para alguna gente,el hecho de una guagua pueda manipular un mouse,es la prueba fehaciente de
que,gracias a los computadores,en diez o veinte años se ha producido un salto evolutivo de esos
que pueden demorar miles de años,con transformaciones en el cerebro humano sólo comparables
con el surgimiento del pulgar prensil.
 La inteligencia de los "Nativos Digitales" ha aparecido de pronto como una idea compleja e inson-
dable. Como por arte de magia,se ha aniquilado la estupidez sobre la faz del Planeta. Entre los
niños que pasaban sus tardes jugando a la pelota o encaramándose a los árboles o comiéndose
un pan con mantequilla frente al televisor siempre encendido,siempre había una población respe-
table de idiotas,unos pocos potenciales genios y una masa que se movería como bolita de Flipper
entre los límites amplios de la mediocridad. Ahora,en cambio,un niño que pasa el día pegado a
su teléfono o saltando de una pantalla a otra nunca podría ser un tarado sin vuelta,ni está paveando
ante el presente mientras engorda como cerdito,ni a crecido como una planta marchita por la
negligencia de sus padres;no,nada de eso,un "Nativo Digital" sólo puede ser una criatura adorable,
un "marciano" bueno y cariñoso,cuya profunda e ignota inteligencia es una danza de veloces
asociaciones que debemos ser capaces de entender.
 Así como hace un tiempo la onda Pokemona les dio un lugar de inclusión a los feos,cosa valiosa,
vastas zonas de Internet han permitido que los tontos,tradicionalmente postergados,tengan un
lugar de aceptación,pero no quiere decir que la fealdad o la estupidez hayan desaparecido o sean
una sola cuestión de códigos mal interpretados. Tal vez todas esas explicaciones y hasta fanta-
siosas teorías acerca de los "Nativos Digitales" sólo ocultan un viejo miedo de los adultos: El de
no haber sido ni de muy lejos unos dioses creadores y admirables,sino a lo más una vaga sombra
del Doctor Frankenstein.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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