sábado, 14 de febrero de 2015

¿Está naufragando la Credibilidad?


¿Es comparable el caso PENTA con la situación que terminó en la renuncia del primogénito
de la Presidenta? por supuesto,todo depende de los criterios que usemos para establecer un
ámbito de equivalencias.
Aunque no sean similares en su dimensión legal o su magnitud política,en ambos casos
podemos verificar efectos comunicacionales muy negativos para los protagonistas: El
Gremialismo se está llevando una paliza en las encuestas estivales y es posible presagiar
que al Gobierno tampoco le saldrá gratis la gracia de Sebastián Dávalos.
También podríamos afirmar que ambos episodios retratan las opacas prácticas que imperan
en ese gris territorio donde se juntan los intereses económicos con el ejercicio del Poder.
Varios analistas han visto la actuación de Dávalos una extensión de la misma lógica de
arrogancia e indiferencia a las reglas que habrían aplicado los involucrados en el caso
PENTA (o en cualquier otro escándalo del género).
En otras palabras,el problema estaría en el resorte moral de una élite chilena que cree que
tienen el derecho de hacer lo que se les venga en gana.
Hay sin embargo una tercera derivada. Casos como PENTA y CAVAL (estos fríos acrónimos
que se hicieron un espacio en nuestras conversaciones) funcionan a la perfección como
ingredientes de una potente cazuela de encabronamiento ciudadano. Salvo para los hinchas
de lado a lado(que siempre verán la paja en el ojo ajeno antes que la viga del propio),el resto
de los chilenos no politizados se indigna por igual al enterarse que sus Autoridades tienen
las manos manchadas. Y crecen las ganas de salir a la calle con el cartel: "Que se Vayan
Todos". En ese mar de aguas servidas en que se ha convertido la política en el imaginario
de millones de compatriotas,el único flotador para no irse a pique es la Credibilidad. La
UDI la perdió. Dávalos la perdió. Los que tengan ambiciones futuras deben trabajar duro
por conseguirse uno.
La discusión de los últimos años en Chile ha sido saludablemente Ideológica: hemos discutido
arduamente si acaso los pilares del modelo de desarrollo nacional deben ser reemplazados o
sólo enchulados. No recuerdo una Campaña Presidencial que haya insistido tanto en la impor-
tancia del programa que la última. Esto demuestra un cierto grado de madurez institucional:
No sólo importan las caras sino que las ideas. Pero la emergencia de la Credilibidad como
virtud central nos obliga a volver a hablar de atributos personales. En especial,acerca de
cuánta correspondencia existe entre lo que se dice y lo que se hace,entre lo que es y lo que
se dice ser.
En su momento,Andrés Velasco enarboló la bandera de las buenas prácticas,¡qué festín se
habría dado con ese mismo discurso en un contexto como el actual si no hubiera sido
salpicado por el caso PENTA! La posición expectante de Marco Enríquez-Ominami también
puede leerse en esa clave: libre de contaminación por escandalillos financieros o tributarios,
crece automáticamente al derribarse la credibilidad de sus rivales.
Ya no basta,como pensaba la Nueva Mayoría,con tener el programa que mejor represente las
ideas transformadoras de la Sociedad Chilena.
Tampoco bastará,como quisiera la Derecha,con prometer otro ciclo de bonanza y crecimiento.
El factor Credibilidad es el único salvavidas para salir indemne de éste océano repleto de
alimañas y depredadores en que se ha transformado la escena política criolla. Los que lo
tengan bien puesto quedarán en mejor posición para disputar el poder.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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