viernes, 6 de febrero de 2015

"La Gran Cuchufleta del Clero".


El Rector de la Universidad Católica tiene todo el derecho del mundo a ponerse el pecho
morado,y si alguna vez le apeteciera,puede usar un cilicio o dormir cabeza abajo como los
murciélagos. Es dueño de su cuerpo y de sus credos,porque desde 1925 en Chile la Iglesia
se encuentra separada del Estado y rige una absoluta Libertad de Culto. Vale decir,cada
quien adora al dios que quiera,si es que quiere adorar alguno. Eso está consagrado incluso
por la Constitución trucha del 80.
Las que parecen que no tienen derecho alguno sobre sus decisiones son las mujeres chilenas,
que someterse a un aborto tras haber sido víctimas de una violación estarían cometiendo
un delito grave. Lo más curioso de ésta situación es que durante el Gobierno de Ibáñez,en
1931,el aborto terapéutico fue legalizado y considerado dentro del Código Sanitario.
Pero ocurre que,en 1989,la prodigiosa dupla compuesta por el Almirante José Toribio Merino
y el cura Jorge Medina logró,en la sombra de alguna sacristía,la modificación del artículo
119 del Código Sanitario,quedando la cosa en que "no podrá ejecutarse ninguna acción
cuyo fin sea provocar el aborto".
Así,la acción del Dictador Carlos Ibáñez fue abolida bajo otra dictadura,lejana en el tiempo
pero infinitamente más cavernaria y antipopular.
En otras palabras,lo que hoy se discute y se debate como algo novísimo no es otra cosa que
una vuelta al pasado lejano para buscar ese sentido común mínimo que tuvieron los mismos
que crearon el Cuerpo de Carabineros,el Banco del Estado o Lan Chile,entre otras obras
modernizadoras e Instituciones que hoy nos enorgullecen. Es importante que esto se sepa
y se difunda,ya que un manto de olvido ha caído sobre nuestro pasado para hacernos creer
que siempre hemos vivido en una ignorancia medioeval.
En nuestro país existió el derecho al aborto terapéutico desde el mismo año en que Carlos
Gardel protagonizara el cortometraje "Rosa de Otoño". Así de viejo es el tema.
Ahora,con respecto a que Chile es un Estado Laico,nos parece que se esconde ahí una gran
cuchufleta cada día más impúdica,porque los abiertos intentos de influencia del Clero en
las libres decisiones de los ciudadanos se hacen cada vez menos solapadas .
Y es francamente obsceno que en un País Laico los escolares,al cantar la canción nacional,deban
 mentar a un misterioso "Señor" que,como baluarte,nos habría regalado la blanca montaña.
Es una vergüenza que la legislación chilena relegue a nuestras mujeres a niveles subhumanos
por antojo y capricho de algunos señores que,si bien tienen todo el derecho de pensar como
quieran,no lo tienen a la coerción moral ni a la administración de normas de ningún tipo,salvo
al restringido grupo de quienes profesen esa militancia religiosa que hoy se está cayendo a
pedazos.

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