lunes, 30 de marzo de 2015

El Chivo Expiatorio de los Desastres.


Pocos cargos representan mejor la idea de meterse en las patas de los caballos que es de
Director de la Onemi. El trabajo,arduo en sí mismo por estar abocado a las emergencias en
un País que nació adicto a todo tipo de calamidades,ha adquirido con los años la responsabi-
lidad suplementaria de ser un auténtico "Chivo Expiatorio"Nacional del Desastre,quizás por la
paulatina caída de los Dioses,Vírgenes y Santos que solían pagar los platos rotos de las catás-
trofes aceptando con su sacra paciencia toda clase de reclamos y lamentaciones.
Como una quema de judas,decapitar,lapidar o empalar al Director de la Onemi (por suerte aún
en el plano teórico de habladurías) se ha vuelto un rito de catarsis,con lo que se ha invertido
nuestra relación con los desastres: si antes se los asumía en calidad de castigo divino y se los
superaba dándose como bombo con una piedra en el pecho,ahora se los asume desde un
Olimpo callejero como errores funcionarios inaceptables y las piedras vuelan del pecho a la
cabeza del aludido.
Hace poco tuve que escuchar una de esas conversaciones que dan ganas de: o reírse a mandíbula
batiente o interpelar al sujeto que llevaba la voz cantante,por la cantidad de estupideces que decía.
Según él,lo que el Director de la Onemi debería haber hecho y no hizo ante los aluviones del
Norte era "haber tomado todos los helicópteros del País y haberlos mandado a rescatar personas".
De sólo imaginar ese enjambre de helicópteros en Atacama,todos yendo de aquí para allá sin ton
ni son,volando según caóticas trayectorias de moscas indecisas,chocando entre ellos,rugiendo en
el cielo como huestes de bestias apocalípticas (me hizo acordar una escena memorable del film
de Francis Ford Coppola,"Apocalipsis Now") subiendo y bajando sin saber a dónde diablos ir,
haciendo piruetas y precipitándose a tierra,queda más o menos claro el pensamiento de muchos:
El orbe es como un gran juego de estrategia en que todo es posible y que demuestra,con sus
infinitas posibilidades de perfección,que hasta un menor de edad analfabeto podría gobernar
mejor que quienes nos gobiernan.
¿Qué esperan del Director de la Onemi? ¿Que deshaga los desastres como quien nos despierta
de una pesadilla diciéndonos que ya pasó,tranquilos,fue solo un sueño,les traje tostadas y una
taza de café? Es cierto que,como cualquier cargo público,debe estar bajo el escrutinio del
Pueblo y ser criticado por los errores cometidos,pero ese escrutinio requiere un mínimo de
sensatez. Lo suficiente para comprender que su radio de acción es muy limitado. La Onemi
no es una agencia de superhéroes capaces de revertir las calamidades.
Los superhéroes solo están en revistas de historietas y en televisión. Desgraciadamente.
Habría que pensar más bien en el abandono en que se encuentran las Provincias,porque es ese
mismo abandono el que recibió con los brazos abiertos al tsunami del 2010 y a los aluviones
recientes del Norte.
Ambas catástrofes no se podían evitar,pero sí estaban completamente previstos y sus efectos
podían mitigarse con obras públicas y alguna planificación.
Queremos tener habitantes en todo el territorio,pero no nos importa que vivan en zonas inundables
o bajo amenaza de derrumbes o inmersos en residuos tóxicos,porque están en permanente
silencio,botados en los patios de atrás de Chile. Sólo gritan cuando el barro los arrasa y,bueno,
ahí aparece el Director de la Onemi para recibir la pedradas,poniendo el pecho,aunque todo no
sea más que una absurda representación de opiniones mezquinas,absurdas y rabiosas.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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