sábado, 7 de marzo de 2015

El llanto de los Poderosos.


Como pocas veces,cientos de miles de Chilenas y Chilenos estuvieron atentos a la lenta y
meticulosa cuenta procesal del Juez Juan Manuel Escobar,la que terminó con prisión preven-
tiva para los principales imputados en el caso PENTA.
La pedagogía fue necesaria: muchas veces la opinión pública no entiende por qué los presuntos
delincuentes quedan libres mientras se lleva a cabo la investigación. La facultad de privar de
libertad,antes de dictar sentencia definitiva debe ser manejada con cuidado,precisamente,por
que la presunción de inocencia merece ser tomada en serio. Escobar quiso que a nadie le que-
dara dudas sobre la procedencia de la medida cautelar.
En las redes sociales hubo una extraña sensación de alivio. Hasta de júbilo,se diría. No faltó
el que (una vez más) le puso fin a la transición.La frase más repetida en aquella ocasión fue que      
los Poderosos en Chile siempre se salen con la suya.
Ayer fuimos testigos de la caída de personajes,teóricamente,intocables que sencillamente no
tuvieron armas para resistir el embate de la Fiscalía y de los querellantes. La sangre de Délano,
Lavín,Wagner y compañía ha sido derramada para saciar la sed de Justicia de una ciudadanía
enardecida.
Algunas voces se han levantado para criticar el show mediático que se ha montado en torno al
caso. Es cierto que pocos juicios reciben tanta atención comunicacional. De esta manera,sostie-
nen los críticos,se alienta el prejuzgamiento público: los acusados son lanzados a los leones
como el Coliseo Romano,donde el griterío de la muchedumbre se encarga de emitir el vere-
dicto final. Efectivamente,algo de eso hay. Pero no lo suficiente como para construir una teoría
conspirativa que justifique la victimización de la Derecha o de los Empresarios.
Los medios ponen acento en casos de alta connotación y éste lo es. Por lo demás,fueron los
mismos medios los que destaparon y apretaron en el caso que terminó con la renuncia de
Sebastián Dávalos Bachelet. La rabia de la calle no tiene color político ni gremial. Los delitos
tributarios,a fin de cuentas,son un daño gravísimo al bolsillo de todos. Los de cohecho,igual-
mente,son una bofetada al principio de Probidad que nos resguarda a todos. Razones para la
indignación existen,y muchas.
El juicio recién comienza,en cualquier caso los que decían que en Chile ningún Poderoso paga
sus culpas,pueden abandonar su escepticismo.
No estamos libres de corrupción,pero  un  Sistema Institucional sano no es aquél que nunca se
enferma,sino aquel que detecta a tiempo las infecciones y las trata adecuadamente.

Que Tengan Muy Buenas Noches.
Que Descansen.

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